Casermeyro. "La vuelta al cole"

Sala Ibn al Jatib.
La Cala del Moral. C/ Sorolla nº 38.
Inauguración: viernes 16 de febrero a las 21:00h.

Del 16 de febrero al 21 de marzo de 2018.

De lunes a viernes, 9:00 a 14:00.

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Asegura Casermeyro que el curriculum es una pesadez sin importancia. Por lo tanto, y aunque son bastantes, no voy a insistir en hacer historia de sus exposiciones, individuales o colectivas, ni otros hitos en su carrera artística.
Asegura Casermeyro que él hace lo que ya hacía desde niño, esto es: “crear formas con diferentes materiales, combinar colores… pensar cómo es la vida a través del arte”. Comprendo esa perspectiva, ese prisma, con cierto componente ingenuo, que proyecta nuestros deseos como una realidad refractada, que enseguida se transforma en hallazgo, que nos ayuda a mirar y a comprender, y a sonreir… Casermeyro vuelve al cole para mostrarnos, en el ámbito del centro educativo, algunos de sus trabajos, que no es poca exposición, dado cómo se las gastan los adolescentes. Una exposición con enormes posibilidades didácticas. Hablamos pues de su obra, no de sus logros como autor. O sea: la materialización de sus “descubrimientos”, que es a lo que él realmente da importancia; su tarea por mostrar al mismo tiempo la faz y el envés de una situación vital. El doblez sencillo de una mirada sencilla, la de Casermeyro, que recuerda al espectador que habitualmente, y aunque esto no siempre se perciba conscientemente, se halla situado en un pliegue, entre los planos de la imagen y la idea; entre lo que se ve y lo que hay al otro lado.

Transformar la materia cotidiana en idea

Asegura Casermeyro que su tarea como artista consiste en transformar la materia cotidiana en idea, para alimento del pensamiento y disfrute estético. Debe pensar que a todos nos acusa el deseo de verdad, la necesidad de establecer parámetros éticos con los que dibujar las líneas ciertas del camino. Pienso yo que ese es su verdadero empeño: Casermeyro nos desvela sin artificios (o al menos no aspira a demostrar más que cualquier otro artista visual ) imágenes y construcciones visuales, cercanas en ocasiones al tebeo (dada su procedencia de cierta raíz “castiza”) o la ilustración, en las que pone en juego elementos de referencia reconocibles por todos, por cotidianos, de la cultura de masas o de la cultura popular (un Superman jubilado, metido en años y en kilos, o parejas muy folclóricas entre flamenca y penitente), con alusiones a nuestro historial político y económico ( un gran lienzo que cuenta la historia de Ñ, con reyes, dictadores, mesías y políticos farsantes, entre otras referencias, como la moneda -el euro- que baja en paracaídas hacia una masa absorta ante un charlatan) a lo artístico y lo religioso y su imagen heredada ( la Lucha a garrotazos de Goya en versión futbolera o unos querubines —sin sexo definido— que leen juntos el Kamasutra)

 

Pero sobre todo, la obra de Pedro Casermeyro se alimenta del pan cotidiano, cuestiones sociales, la vida y lo que pensamos sobre su discurrir, cosas que nos afectan a todos y de las que se habla en la calle, en el patio del recreo, en el taller del artista o en la sala de profesores. Referencias todas que no olvidan nuestra condición humana, nuestra curiosidad y actitud ante la vida, pero tampoco nuestra fragilidad y desorientación espiritual, nuestra gran capacidad de sufrimiento. Muchas de sus imágenes están pobladas por personajillos no identificados que se apilan en una lata, o resisten impávidos con el agua al cuello…o que asoman apenas la nariz tras una sórdida tapia o dentro de un oscuro cajón). Añadiendo palabras a estas imágenes, el artista apela al lenguaje mismo, a cuyos recursos imaginarios —la poderosa imagen que despierta la pronunciación de una palabra— acude como una voz, con mensajes escritos o recortes de prensa, que interpelan al espectador animando al diálogo activo con el cuadro. El espectador asume la emisión del mensaje como necesaria y acepta la recepción del mismo como parte de la dinámica de la comunicación a través del arte.

Devolver al mundo una mirada limpia y esclarecedora

Lo que podemos leer en la prensa, y oír en otros medios de comunicación puede afectar el modo de ubicarnos política y socialmente; ayudarnos a entender nuestra situación en el mundo, nuestro rol como ciudadanos globales. Tanto como confundir nuestra orientación moral respecto a cualquier asunto que ha sido previamente sesgado o manipulado con turbios fines, que suelen tener trasfondo económico. Sin embargo, en esta “transacción” operada entre artista y espectador, si bien se hace presente la referencia, entre otros muchos asuntos, a los medios de información y comunicación, existen componentes (no siempre evidentes) mucho más efectivos en la relación entre el artista y el espectador. Podríamos decir que en el caso de Casermeyro, es la complicidad manifiesta entre ambos, o el claro compromiso con la claridad y la sencillez. Tal vez se agradece el humor, bálsamo ante la burla constante con la que se nos miente, o la denuncia implícita en algunas obras, que de ningún modo comporta venganza con los poderosos, sino solidaridad y cierta ternura con los afligidos. El artista, en el ejercicio de su derecho inquebrantable a la libre expresión, cumple con su designio y trata de devolver al mundo una mirada limpia y esclarecedora.
Asegura Casermeyro además, que el arte es una cosa y otra muy distinta el negocio del arte. No le falta razón al aseverar esto. Lástima que estén tan íntimamente ligados el uno al otro. Que el arte es un negocio lo pone de manifiesto el propio alumnado cuando pregunta, antes que cualquier otra cosa: ¿cuánto valen estos cuadros…? Nuestro papel, el de los docentes, no es dar el precio de los mismos, sino replantear la pregunta en términos muy distintos, como es, más que el precio, “el valor”: Preguntemos “¿cuanto cuesta?” por que “el coste”, ya hablemos de trabajo, ilusiones rotas o quebraderos de cabeza varios, es a veces alto, y el precio, cuando se consigue vender algo, no suele compensar tanto desvelo. El verdadero valor de todo esto lo da el hecho de que los artistas presten sus obras para que exprimamos sus jugos y las disfrutemos en los centros educativos. Ese gesto, de enorme generosidad, es además de altísimo valor. El coste puede asumirlo el centro educativo o compartirlo con el artista y el AMPA, como es el caso. Ninguna institución suele arrimar el hombro cuando la carga es económica. Arte de primera mano, en este caso, al alcance del alumnado del centro, pero accesible a toda la comunidad educativa y el público que lo desee. Arte cargado de contenidos didácticos que nos ofrece la posibilidad de entrar en materia artística sin dejar de explorar otras posibilidades; la idea, el lenguaje, la vida, en su más amplia expresión.

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